Habría que suponer que en épocas de crisis —en ésta como en cualquier otra— todos los esfuerzos y todas las variaciones que se pudieran acometer deberían encaminarse a sortear —superar— la misma. En nuestro sector (la venta y distribución de prensa) está comprobado que al último escalón de la cadena de ventas ni se le consulta, ni se le valora, ni se le tiene en cuenta en ningún momento, ni estando en crisis, ni en tiempos venturosos, ni en expansión, ni en recesión. Eso ya lo teníamos claro de toda la vida.

Los editores, para poder salir de la situación crítica que padecemos en la actualidad, no tienen más ideas ni más proyectos que aplicar la reducción de gastos (lo mas cómodo y barato), porque cualquier otra inversión para potenciar las ventas y para dar servicio al cliente —el destinatario de sus productos editoriales— les resulta peligroso y arriesgado. No invierten, no arriesgan. Buscan acoplarse a las empresas de distribución que realicen su trabajo lo más económicamente posible, pero sin tener en cuenta el hecho de si esa distribuidora gestiona bien o mal su servicio de cara al quiosco o la opinión que de esa gestión pueda tener el propio punto de venta. A estos editores la apreciación de “la calidad del servicio” que los vendedores de prensa puedan tener le trae sin cuidado. Ellos lo que pretenden es reducir gastos. Siempre reduciendo gastos. Ahora que, reduciendo, reduciendo, lo que conseguirán es desaparecer, que como concepto evolutivo no está nada mal.

Estas prácticas de reducción de costes a base de cambiar de distribuidora se aplican por parte de una empresa editorial y mañana se aplica por otra, es decir, están todas con los mismos criterios empresariales y de rentabilidad a corto plazo, circunstancia que los vendedores de prensa criticamos enérgicamente puesto que no tiene ningún futuro.

Con la aquiescencia de la empresa editora de turno una distribuidora le “quita” a otra distribuidora un gran fondo editorial a base de reducir los costes que se cobran al editor. Se ofrece “reparto” a cambio de prácticamente nada. El editor se entrega a esa oferta sin mirar para nada las condiciones que el punto de venta tenía con la distribuidora anterior. Esta falta de respeto de las condiciones pasan, por ejemplo, por aumentar los gastos de gestión que viene soportando el punto de venta a la semana de cada quiosco, reducir el porcentaje de comisión a los puntos de venta nuevos, a los traspasos y a todo aquel que si no se da cuenta se le aplica la reducción del porcentaje que venía teniendo con la anterior distribuidora de cada ejemplar, reduciendo las rutas (delirante) lo que conlleva más genero y menos repartidores (alucinante).

Como son empresas diferentes, se aplican condiciones distintas a los puntos de venta. Donde había una comisión ahora tiene un 5% menos de ella. Donde los gastos por transporte (duele hasta escribirlo) se subían UNA VEZ AL AÑO, ahora han sido 2 veces, sin criterio y sin base a nada. Y donde todas estas publicaciones estaban aplazadas ahora la mayoría de los puntos de venta las pagan a la semana. Si hasta ahora la situación del punto de venta era extremadamente precaria, ahora se convierte en asfixiante e insostenible, dada la crisis existente y el hecho de tener que vender en una semana el género.

Desde la Asociación hemos sondeado la opinión de los puntos de venta y mayoritariamente todos concluyen que estas prácticas estrangulan la tesorería del quiosco. Nos dicen que lo único que piensan para poder aguantar la situación es devolver rápidamente el género para no ser “aniquilado” por los pagos.

Resumiendo toda la maraña que hemos recopilado:

Donde antes SE APLAZABA, ahora tenemos el CARGO SEMANAL.

Donde antes se tenían unos porcentajes por igual, ahora se tiene un 5% menos (cuando quieren se tiene en cuenta la ley del 72).

Donde antes había un DEPÓSITO PURO Y DURO (la delicatesse para el punto de venta), ahora DESAPARECE, con lo que la permanencia de días en el punto de venta y el número de ejemplares se reduce drásticamente (a buena hora lo van a aguantar como antes).

Con todo ello, el quiosco baja las ventas, los consumidores no “pillan” los ejemplares ni por casualidad (los editores y distribuidores no se dan cuenta que ellos también bajan las ventas) y la situación financiera y económica se deteriora. Las consultas y opiniones que la Asociación ha pulsado entre el sector, a pie de calle, nos ha reportado opiniones que llevan a conclusiones escalofriantes sobre el futuro de la venta de prensa y publicaciones en general, tal y como la concebimos hoy en día.

Por otro lado los consejos que desde la asociación se imparten no dan para mucho y siempre son los mismos : busca lo mejor para ti, para los tuyos y para tu negocio.

Parece como si el quiosco pidiera “más madera” para paliar la crisis actual y el resto de los eslabones de la cadena de ventas pasaran absolutamente de todo.

¿Porque contratan a personas que no han visto en su vida un punto de venta?

Los títulos académicos sólo abren puertas, pero no garantizan resultados positivos.