El pasado viernes, 21 de septiembre, el periodista Raúl del Pozo, en su habitual columna de opinión del diario EL MUNDO aludía —al tiempo que daba la bienvenida al nacimiento de PÚBLICO— a la función profesional del quiosquero, apuntando un dato de carácter económico bastante confuso o, si se quiere, directamente erróneo. Vamos a aclararlo.
Escribía Raúl del Pozo: “El bello título [refiriéndose a PÚBLICO] recordará a sus redactores y columnistas que siempre tienen que acordarse del hombre o la mujer que se acercan al quiosco con un euro —en este caso con medio—, destinado al quiosquero que bien se lo merece.”
Vaya por delante el agradecimiento que hacemos al ilustre periodista conquense por atribuirnos la ganancia de un euro por cada periódico vendido. Ya nos gustaría. También resaltamos, sinceramente, el argumento de reconocimiento que nos dedica —“destinado al quiosquero que bien se lo merece”— y le honra la apreciación, por cuanto significa de lógica simpatía hacia quienes somos los mensajeros —el último eslabón de la cadena— que unimos al periodista con el lector.
Pero el argumento expuesto adolece de desconocimiento. La fracción de ganancia que el quiosco percibe por cada periódico vendido está alejadísima de ese euro atribuido. Al porcentaje habitual que se tiene pactado con la distribuidora hay que descontar otros gastos adicionales de gestión del producto, como son los portes, con lo que el beneficio real de cada ejemplar para el punto de venta se acerca más al altruismo que al concepto de rentabilidad comercial.
Muchos quioscos mantenemos aún la venta de prensa porque constituye un reclamo más para la afluencia de clientes. Si el beneficio por la venta de cada periódico se acercara a ese euro al que alude Raúl del Pozo —¡gracias Raúl por tu magnanimidad!— estaríamos hablando de una situación “encantadora” para nosotros. Pero la realidad dista muchísimo de ser así. El margen comercial por la venta de cada periódico o revista es tal que, si en un descuido te roban uno o dos ejemplares, puedes haber perdido la ganancia de la jornada.
¡Ah!, y otra cosa Raúlnosotros no damos la bienvenida al nuevo periódico PÚBLICO, puesto que representa la mitad de ganancia con cada periódico vendido, por el mismo trabajo y los mismos gastos de gestión. Imagina, Raúl, tus honorarios a la mitad.