Con toda probabilidad los quiosqueros, tanto de Valencia como del resto de España, somos los mejores conocedores de la situación en la que se encuentra el sector de la venta de prensa. Sin ser alarmistas, pero sin caer en una falta de visión frente a la realidad, podemos concluir que la actualidad del quiosco de prensa es muy delicada y, como consecuencia de los avatares de los últimos años, el sector se encuentra muy “tocado”.
Cuando hemos analizado dicha realidad ?tanto desde nuestra propia Asociación como a través de los contactos con otras Asociaciones y compañeros del resto de España?, en aras a buscar y encontrar medidas paliativas que frenen el descenso de rentabilidad y que pudieran reconducir la cuenta de resultados de nuestros negocios, dichos análisis siempre conducen a un mismo lugar: son la suma de muchas, pequeñas y constantes situaciones anómalas.
En la época que podríamos calificar ?y tengo la sensación de que me excedo? de “época dorada del quioscos”, existían todo un conjunto de compensaciones y refuerzos ?nosotros siempre los hemos llamado “campañas”? que venían a paliar la magra rentabilidad diaria del negocio. Digo magra rentabilidad del negocio y digo bien: ¿existe alguna otra actividad comercial que requiera una mayor cantidad de horas? Estas compensaciones y refuerzos los constituían los coleccionables, la “vuelta al cole”, la campaña de Navidad y Reyes, la fiestas falleras… Todas estas “campañas” han ido, con el paso de los años, diluyéndose debido a factores de muy diversa naturaleza, de sobra conocidos y sobre los que ahora no me voy a extender.
Sea cual fuere el estado actual de las cosas y llegados a este punto, hay algo que es tan cierto como obvio: la situación actual es la que es y ya es demasiado tarde para cambiar el pasado. De ahí, que debamos arrinconar la nostalgia con el objeto de no perder en momento alguno el horizonte. La situación es tal que estamos abocados a tratar de buscar medidas recuperadoras que nos lleven a un futuro que no esté lastrado por la incertidumbre que ahora atenaza al sector. Es muy cierto que, sobre nuestras espaldas, acumulamos experiencias tan negativas como el preocupante descenso de venta de prensa de pago ?a la que no es ajena la proliferación de los llamados “gratuitos”?, la competencia de los “todo a cien”, la legislación antitabaco y un largísimo etcétera. Mi percepción personal sobre todo esto no es, desde luego, muy halagüeña, pero sí es cierto que, frente a una situación al borde del límite, hay que sacar fuerzas de flaqueza y encarar el reto acudiendo a cuantas posibilidades realistas estén en nuestra mano para seguir adelante y, en la medida de nuestras, posibilidades dar saltos cuantitativos.
El pilar fundamental sobre el que debería ?debe? pivotar nuestro futuro pasa por reconvertir la oferta comercial de los quioscos de prensa. Esto lo hemos dicho ya en más de una ocasión, pero conviene insistir. Tenemos la obligación de buscar nuevos y atractivos productos para nuestra clientela habitual. Para ello contamos con dos armas privilegiadas: los quiosqueros conformamos una gran red de puntos de venta y, al mismo tiempo, tenemos una disponibilidad horaria que no posee la “competencia”. Bien está que sigamos apostando por la prensa de pago ?al fin y al cabo somos lo que somos: vendedores de prensa? pero con la prensa de pago ?a mi me gusta llamarla “de calidad”? ya no basta.
En no pocas ocasiones, por desgracia, echamos de menos otros eslabones de la cadena de ventas. Nos gustaría que editores y distribuidores, tengan una mayor implicación con el sector. Estar “en el mismo barco” no debe convertirse en una frase hecha. Lo estamos y, en la medida que dejemos de estarlo, los eslabones se debilitarán y quebrarán. Pedimos y queremos editores y distribuidores que se cuente con los quiosqueros, de que no estamos extramuros. Las soluciones existen. Lo único que nos queda es la capacidad para encontrarlas. Los quiosqueros ?lo saben perfectamente editores y distribuidores? no sólo no hemos hecho nunca ascos al diálogo, sino que siempre hemos estado “en positivo”. De ahí que, desde esta posición, nos atrevamos a pedir ?e incluso exigir, por qué no? que tengan la valentía de sentirse “del mismo barco” y, en consecuencia, hacer una apuesta de futuro en pro de la cadena de ventas. Una apuesta que no debe confundirse con el altruismo. La buena marcha de los puntos de venta será, en el fondo y en la superficie, la buena marcha de editores y distribuidores.
Otros sectores comerciales, de la más diversa índole, han buscado y encontrado soluciones. A través de éstas han logrado su transformación o reconversión. Los vendedores de prensa estamos obligados a hacer un esfuerzo en la misma dirección y sentido.
Pero este esfuerzo no quita para que también echemos en falta un mayor apoyo por parte de las administraciones públicas ?en su papel de cuidar del pequeño comercio? de cara a potenciar y alentar a las distintas asociaciones comerciales y gremiales. Creemos que deberían existir mayores facilidades para que los distintos colectivos de pequeños comerciantes (como nosotros, los quiosqueros) tuviéramos más aliento en las necesidades asociativas. La soledad del pequeño comerciante es comparable a la de sus asociaciones. La búsqueda y la consecución de fórmulas que ayuden a modernizar nuestro sector pasan necesariamente por el apoyo a las asociaciones.
Nadie, por otro lado, podrá decir que el sector no tiene cauces representativos. No hay excusas en tal sentido: los tiene. La Asociación de Vendedores de Prensa de Valencia y Provincia, que tengo el honor de presidir, posee la estructura necesaria para canalizar las aspiraciones y ganas de salir adelante del sector, así como la capacidad para negociar y llegar a acuerdos.
Sabemos que es difícil asumir el reto de esta transformación, pero que merece la pena poner lo mejor de nosotros mismos en conseguirlo. Tenemos ganas e ilusión y le pedimos a los editores y a la administración apoyo y colaboración.

Ana Valle Moya
Presidenta de la Asociación de Vendedores
de Prensa de Valencia y Provincia