Un año más seguimos siendo ninguneados por todas las Administraciones públicas de nuestro país que hacen caso omiso a todas nuestras reclamaciones y propuestas sobre quién debe ejercer la venta de libros de texto, con el grave perjuicio que supone para el pequeño comercio.
Como todos los finales de verano seguimos teniendo encima de la mesa el mismo conflicto sin resolver: LA VENTA DE LIBROS DE TEXTO POR PARTE DE LOS COLEGIOS Y ASOCIACIONES DE MADRES Y PADRES.

Se trata de una competencia desleal, que conlleva una actividad económica fuera de los cauces legales, que no nos está permitida a los comercios.
Las editoriales también entran en este juego, a nuestro entender muy peligroso, mediante descuentos a los colegios para conseguir así que opten por sus libros, cuando SÓLO la venta de libros en librerías y puntos autorizados puede garantizar que la elección de los libros de texto se lleve a cabo con criterios exclusivamente de calidad y no de economía.
Las editoriales juegan con fuego con este tema destruyendo el canal de venta llevando al sector a la desaparición, algo que a la larga no les beneficia, ya que son esos mismos canales los que venden el resto de sus productos durante todo el año.
Por otro lado, entendemos que la función de los centros escolares es la de dar clases y formar a los alumnos y alumnas y por eso son remunerados; la venta de libros de texto es otra fuente de ingresos que incumple todos los requisitos que exige la administración para ejercer una actividad económica.
Esta actividad se lleva a cabo, bien en los propios centros o a través de grandes superficies, donde ofrecen descuentos (que también se aplican en las librerías y puntos autorizados) de un producto del que se desconoce el precio cuando se encarga.
Pensamos que en la elección de un libro de texto para un niño o niña debe primar la calidad de su contenido, no el precio del continente.





