El pasado 25 de enero se presentó un documento importante referido a la situación de los compañeros de Madrid. Es cierto que cada provincia e, incluso, cada ciudad es un “mundo” en el ámbito de la venta prensa, pero no es menos cierto que hay determinadas constantes que pueden extrapolarse.
El “Libro Blanco de los Quioscos de Prensa de Madrid” [2007] es un documento denso elaborado por un equipo de nueve expertos, cuatro de procedentes de la Universidad “Rey Juan Carlos”, de la capital de España; tres expertos de la Agencia de Desarrollo Económico “Madrid Emprende”; un consultor de negocios de la empresa ASOLVER, y el presidente de la Asociación de Vendedores Profesionales de la Prensa de Madrid, Enrique Fernández Marqués.
Entre las entidades colaboradoras está el Ayuntamiento de Madrid, la institución universitaria citada, y algunas empresas ligadas al sector, ya sea como editores —Recoletos y Hachette— o distribuidores —SGEL y GELESA—.
El análisis efectuado sobre 2006 demuestra, con claridad meridiana, lo que viene siendo una tendencia durante estos últimos dos años y que manifiesta en un crecimiento de la demanda limitado o incluso negativo, y lo que el “Libro Blanco” define como cambio de ámbitos sociales y nosotros llamamos, simple y llanamente, cáncer de los gratuitos.
A estos aspectos negativos el “Libro Blanco” añade el espacio reducido de este tipo de negocios, la escasa imagen de modernidad que algunos puntos de venta ofrecen, el envejecimiento del sector —media de edad de los vendedores elevada en comparación con otros sectores económicos—, competencia desleal, presión excesiva de los editores, limitación de la gama de productos derivada de la normativa, mayor propensión a sufrir actos vandálicos por parte de la delincuencia callejera y, lo que hemos venido apuntado en varias ocasiones desde elkiosco.info, “la falta de una visión conjunta ampliamente extendida de algunos aspectos esenciales para el negocio” y la necesidad del asociacionismo “para solucionar las debilidades derivadas de la falta de tamaño y la desunión del colectivo”; esto es, al igual que en Valencia, también en Madrid hay exceso de individualismo y carencia de corporativismo.
Algunos datos concretos a tener en cuenta es que casi un tercio de los quiosqueros madrileños, el 31,6%, tienen entre 45 y 54 años, y un 25,3% se sitúan entre los 55 y los 64. Por lo que respecta a las ventas, el 61,4% de los quioscos madrileños declararon haber experimentado una disminución de sus ventas, frente a un 19,7% que afirmaron que sus ingresos aumentaron en 2006. En conjunto, los quioscos madrileños no son excesivamente modernos porque sólo un tercio tiene menos de diez años de antigüedad. El 31,8% tienen más de 20 años y el 26,9% entre 10 y 20 años. En la zona del centro de la ciudad se encuentran los más antiguos.
Como todo no son valoraciones negativas, el “Libro Blanco” apunta unas interesantes “salidas” para la actual situación de crisis del sector y, entre estas, destaca la importante red de establecimientos y la consiguiente capilaridad del mismo, lo que los convierte en “establecimientos comerciales muy populares” con vínculos con la población, que permiten al quiosquero “conocer mejor sus opiniones y gustos mejor que otros agentes”.
En resumen, un texto muy interesante y valioso que retrata fielmente la situación de los puntos de venta madrileños. Sinceramente, echamos de menos una iniciativa pública de similares características para los compañeros de Valencia. ¿Se anima el Ayuntamiento de Valencia? ¿O por qué no mejor la Generalitat Valenciana?
El “Libro Blanco de los Quioscos de Prensa de Madrid” está disponible en formato PDF en nuestra sección de Legislación y documentos.