El comercio de proximidad cada vez está más en crisis. Sus representantes exigen a los políticos que se ocupen para que no desaparezca: desde rebajar la presión normativa a incrementar más ayudas económicas para salvar un modelo de ciudad que está desapareciendo.

Es preciso que las autoridades dejen de mirar el corto plazo e informen un poco más a la ciudadanía de que la desaparición del comercio especializado es acabar con el pegamento que une las poblaciones a sus habitantes.

Cuando hablamos del comercio especializado, no lo hacemos mirando solo el impacto económico directo, sino en el modelo de ciudad que queremos y en los hábitos que desarrollamos como sociedad.

Normas y más normas a cumplir, que no discriminan ni por tamaño ni por actividad como el registro retributivo, el plan de igualdad, el de prevención de riesgos laborales, el de acoso sexual, la factura electrónica…  pueden llevar al cierre de muchos más establecimientos, “si tenemos en cuenta que estos tienen de media sólo una o dos personas, que han de ocuparse del día a día además de cumplir con esta retahíla de normas”.

A todo esto, se une que en España, como consecuencia de la desaceleración económica y de la inestabilidad global, el consumidor ha cambiado su forma de gasto y ha establecido nuevas prioridades a la hora de realizar sus compras. Los importantes cambios del mercado unidos a la actual incertidumbre, están provocando importantes cambios en los hábitos de compra de los consumidores.

Según ha publicado la plataforma tecnológica financiera Adyen, con la que trabajan compañías como Netflix, Mango, Cabify o Camper. en su estudio Retail Report 2023, en España, más de la mitad de los negocios (52%) considera que la inflación les ha obligado a ofrecer descuentos a los consumidores durante todo el año, cuando tradicionalmente no lo hacían, y hasta cinco de cada diez clientes demandan una experiencia personalizada.

Para afrontar esta disminución en la capacidad de gasto, los minoristas “deben ser capaces de ofrecer una experiencia personalizada y descuentos atractivos” que ayuden a paliar los cambios de comportamiento en el consumo. De hecho, según recoge el informe, “en España es más difícil clasificar a los clientes por comportamiento y necesidades”, dado que cada persona “quiere una experiencia especializada”; así, siete de cada diez desearía contar con descuentos personalizados en las tiendas en las que compran con mayor frecuencia.

Según el informe de Adyen, ofrecer la experiencia personalizada que pueden estar buscando los clientes no siempre es sencillo, pues casi un tercio de los comercios del estudio considera que su negocio no cuenta actualmente con programas o sistemas formales de fidelización para premiar la lealtad de sus clientes (34%), mientras que el 28% afirma que no dispone de datos suficientes para tomar decisiones inteligentes sobre la fidelización de sus clientes.

El 69% de los compradores cree que los comercios minoristas deben mejorar la forma en que recompensan a sus clientes por comprar con ellos y un 71% de los clientes se descargarían la app de un comercio minorista para recibir mejores bonificaciones o recompensas a cambio de su fidelidad.