Ante la polémica suscitada recientemente en relación con la prohibición de los anuncios de contactos en prensa, no podemos dejar de sentir preocupación y, a la vez, un cierta sensación de cansancio, puesto que son ya muchas las prohibiciones que en los últimos años han afectado y afectan, de una u otra forma, al quiosco de venta de prensa. Cuando no ha sido un producto, ha sido un coleccionable o ha sido cualquier otro aspecto que ha mermado la venta directa.

Ahora tenemos encima de la mesa la prohibición en prensa de los anuncios de contactos, lo que conllevará una reducción de venta de ejemplares. Pensamos que no es el momento de tocar al sector puesto que la situación actual no aconseja variaciones arriesgadas y que supongan aspectos negativos que contrarresten los esfuerzos que los editores están haciendo para mantener el nivel de venta de prensa.

Los editores han planteado recurrir a los juzgados ante la posibilidad de que el gobierno prohíba por ley la publicidad en prensa de los anuncios de prostitución.

Se podrían buscar soluciones como, por ejemplo, controlar y regular el contenido y las imágenes que aparecen en los anuncios o contemplar un código de funcionamiento que fuera asumido por todos los editores. Si de lo que se trata es de proteger la sensibilidad de mayores y menores, existen fórmulas que concilien los intereses de todas las partes, pero la prohibición pura y dura se lleva por delante las economías de muchos negocios, entre ellos y en la parte que nos toca, los quioscos de venta de prensa.

En este caso, los quiosqueros apoyamos la posición de los editores, puesto que la venta de prensa se resentiría, más aún, en el supuesto de aprobarse esta prohibición.

Con la situación de crisis económica que toda la sociedad está soportando no es entendible que sea, precisamente ahora, cuando aparezcan visiones y planteamientos de organización social que en ningún momento están valorando las repercusiones que tendrían al aplicarlas. La moralidad y la opinión social de determinadas prácticas son fácilmente discutibles mientras que no te toquen la economía familiar. Es muy fácil hacerse el digno y el planificador a costa de la ganancia de los demás.

Estamos ante un caso que guarda una cierta similitud con la prohibición de venta de tabaco en los quioscos de prensa. Si un producto o una actividad no está prohibida por ley es una barbaridad introducir condiciones en su venta, distribución o publicidad.

Los quiosqueros, en el pasado y en el presente, hemos estado rodeados de prohibiciones y limitaciones. Cuando las autoridades quieren luchar contra productos o prácticas en vez de prohibirlas pone la fuerza de su lucha en su distribución o venta. Hay fórmulas para conciliar todos los aspectos de un problema, pero hay que tener la voluntad de hacerlo.